Tras un año en el país me siento nostálgico cuando pienso que se acabó lo que se
daba. Estoy más que contento de haber acertado en venir para tanto tiempo. La
experiencia ha sido extraordinaria y el pelotón ha vivido momentos únicos,
momentos que solo pueden vivirse en las largas y solitarias carreteras
australianas. Porque pocos países poseen tanta riqueza natural endémica como
Australia. También posee una trágica historia y una larga lista de atropellos
cometida por el hombre blanco sobre el pueblo aborigen. Hoy en día se está
tratando de arreglar la chapuza pero no es fácil. Las heridas son profundas y
solo el trabajo duro y comprometido de las futuras generaciones podrá devolver
a los dueños de estas tierras su dignidad pisoteada.
Cruzar en
solitario el outback central me dejó una huella que nunca se me borrará y
recorrer la costa oeste con Eve marcó el inicio de una nueva era. Si algo se palpa
en Australia es libertad y soledad y acampar noche tras noche bajo cielos de
postal ha sido una mala costumbre de cara al futuro. Los cielos australianos
están vivos de miles de especies diferentes de pájaros, encantados de cantar a
coro y es que Australia suena a laughing kokaburras, a cockatoos, a … y eso es
lo que me gusta de Australia: Australia es solo Australia
Aquí hemos
recibido nuevas lecciones que gustosamente hemos adquirido sin rechistar.
Lecciones que bien nos servirán en el futuro.
Y qué decir
de los australianos blancos de hoy? Son gente sencilla, campechana, tranquila,
relajada. Hemos tenido la suerte de haber conocido tanta y tan buena gente que
nos vamos con un recuerdo muy especial.
Si además
puedes cubrir gastos y salir con más dinero que con cual entraste, pues
entonces ya no se puede pedir más.
Pero a pesar
de la nostalgia una parte de nosotros, la más nómada, se revuelve en la silla
con los ojos iluminados cuando contemplamos de nuevo el mapa de Asia y cuando
pensamos de nuevo en el caos, el ruido, la gente, la vida en las calles, la
comida rica y barata, en definitiva, la sal de la vida.
Nos queda el
consuelo de la larga lista de amigos que dejamos y la excusa para volver a
visitarlos, y entre todas las visitas una muy especial: la de nuestra familia
australiana de Perth.
Gracias por
todo lo que nos has dado Australia. See ya mate!