Y es que cualquier momento te depara bonitas sorpresas, como exóticos animales tomando el sol…
…extrañas formaciones rocosas…
…lugares donde aterrizan ovnis…
…coches anclados en el pasado…
… o aviones que un día fueron portadores de sueños
Unos pocos hombres viven en inmensas granjas donde controlan sus miles de cabeza de ganado con caballos, motos y hasta helicópteros. Son gente dura donde las haya y a tenor de sus señales, un pelín rudas (“cierra la puta puerta o no la abras”)
Muchas de las tierras pertenecen a los aborígenes. Mi relación con ellos es rara, escribiré de ellos en una próxima entrada…
Vivo al margen de la civilización y resulta milagroso de repente llegar a un sitio con gente y con magia, como el viejo pub de Daly Waters y sentir, a través de su música y trovadores, Australia dentro de ti.
Amanece cada día con el mismo objetivo: avanzar,
y aprovechar los pocos torrentes de agua para refrescar los huevillos y bajar la temperatura corporal…
Todos somos felices
Y llega un momento que el Outback desaparece. Se entra en zonas tropicales donde el agua abunda…
… las aves vuelven a alegrarme la vista y los oídos…
… y la vegetación cambia drásticamente.
Los canguros salen de debajo de las piedras y asisto a sus cruces de carretera suicidas. Atrás quedan los tiempos donde no había carreteras y saltaban sin riesgo…
… las termitas construyen rascacielos…
… pero lo mejor llega a partir de Mataranka. Desde este momento el pelotón disfrutará de relajantes baños en aguas termales naturales, rodeados de árboles y animales tropicales…
… o cascadas en el Litchfield NP…
… donde no seré el único en refrescarme…
… y observaré con envidia románticos baños
Y entre tanta agua, el fuego. El hombre blanco ha aprendido de los aborígenes a renovar la tierra y en esta época del año la selva arde
Aunque acaba de iniciarse la estación seca, todas las carreteras sin asfaltar del Kakadu NP están anegadas, y por tanto, cerradas. Y estas carreteras llevan a los sitios más interesantes del parque. Decido no entrar y ahorrarme los 25 AUD que cuesta la entrada.
Envuelto en un tráfico peligroso y 5.500 km después de partir de Melbourne llego a Darwin. Han sido dos meses intensos e inolvidables. Estoy ansioso por ver el mar. Puedo olerlo a distancia. Y justo en el momento en que llego a él, cuatro gotas refrescantes caen del cielo.
Estoy convencido que no es casualidad.
Estoy convencido que es un regalo.
Durante dos semanas viviré y ayudaré en una pequeña granja amiga. Viviré apartado de la civilización y por las noches me perderé en las estrellas mientras analizo el último año. Ha sido brutal y está siendo tal y como lo había soñado.
Me reafirmo una y mil veces en lo que estoy haciendo y en que hay que creer y luchar por los sueños. Porque no hay que creer en los mensajes pesimistas. Los sueños pueden y deben cumplirse.
El primer tomo del viaje fue el de Cyclotherapy con Iñigo, desde Egipto a Tailandia.
El primer tomo del viaje fue el de Cyclotherapy con Iñigo, desde Egipto a Tailandia.
Estas líneas son las últimas de este segundo tomo del viaje, el que me ha traído de Tailandia a Australia en solitario, un tramo que puede haber cambiado mi vida para siempre.
Porque ahora empieza el tercer tomo, donde no estaré solo. Estaré muy bien acompañado y me llevará hasta no sé dónde, porque el futuro no está escrito... pero auguro un viaje largo.
Pero esa es otra historia.