El
ministro de economía de Cyclotherapy obligó al pelotón a llevar dinero a casa
porque “no pensareis que comeré alfalfa
el siguiente año”, les dijo... Así que el pelotón hizo de todo: recogió
fruta, limpió casas, mansiones, bares, tiendas, puso parqués, cuidó niños, hizo
de jardinero... Vivió austeramente y ahorró mucho, en parte porque una familia
maravillosa le hospedó gratuitamente una buena temporada y porque el resto del
tiempo pudo vivir también sin pagar en casa de otras personas que se iban de vacaciones a cambio
de cuidarles el jardín, el gato o ambas cosas a la vez en su ausencia...De esta
forma con la llegada del nuevo año el ministro contó las monedas obtenidas en
tres meses de esfuerzo y dio el vistobueno al fin de la mala vida. El pelotón
lo celebró con vino australiano y con los preparativos para la vuelta a la
carretera.
La
estancia en Perth se convirtió en una buenísima y maravillosa experiencia, que
no habría sido la misma si no hubiéramos conocido a Hakan, Sally, Alby, Orson y
Artie y tantas otras extraordinarias personas que siempre nos ayudaron en todo
lo que les fue posible: Jeff, Marie, Rob, Kelly, Luke, Kirsten, Alicia, Dave,
Nick, Cathy, Rob, Sunnie, Sonja, Colin, Eddie, etc. Y
cuando ya éramos unos vecinos más del barrio y nos movíamos con absoluta
naturalidad por la ciudad la llamada nómada nos despertó del sueño llamado
Perth.
Con
mucha pena pero con mucha ilusión al mismo tiempo iniciamos la última etapa de
este amado país.
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