jueves, 9 de febrero de 2012

17. Viva el café con leche!

Han pasado 3 años desde que aterrizaba con Iñigo en El Cairo (Egipto), 2 desde que nos relajábamos en compañía de Salva en Luang Prabang (Laos) y 1 desde que escapaba del gran terremoto de Christchurch (Nueva Zelanda). Con el paso del tiempo algunos viajeros pierden el interés y la motivación con la que un día salieron de sus casas. Creo que es normal. Sin embargo en mi caso no veo aún ningún síntoma de agotamiento y sigo con la ilusión del primer día. Hace timpo que siento que el viaje dejó de ser unas simples vacaciones largas. El viaje es algo más. Cumplir un sueño es algo que no se paga con dinero. Pero tampoco es gratuito. Por viajar he renunciado a casi todo lo que tenía cuando decidí que yo lo que quería no era sobrevivir en la seguridad ficticia de una jaula de oro sino vivir en la austeridad de una existencia lo más libre y feliz posible.

Y no son los paisajes de ensueño lo que más me atrae sino la magia de las casualidades. Como la que nos sucedió aquella mañana de agosto en la cocina de un camping de Coral Bay cuando una cafetera nos unió para siempre con Artie, Orson, Alby, Sally y Hakan. Son encuentros como estos los que resetean el paso del tiempo y dan la razón a aquellos que aseguran que las personas son el mejor souvenir.

La lección de generosidad infinita y amistad que nos ha ofrecido esta familia ha sido una de las mejores experiencias de nuestras vidas. Es tanto el tiempo pasado con ellos que es lo más cerca a ser padres de lo que vamos a estar nunca... Solo nosotros sabemos lo que vamos a echar de menos a nuestra familia australiana.

Por los encuentros. Por el café con leche. Por ellos.

1 comentario:

  1. Amici per la vita! :-) Prima o poi li rivedremo, that's for sure! Baci, Eve

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