Y como es habitual en nuestro periplo australiano, no será fácil meteorológicamente hablando. Salimos a principios de enero en uno de los veranos más calurosos que se recuerdan. El interior es una amplia zona de granjas y ganadería con montañas...
... y el vacío habitual al que nos tiene habituados
Pero una vez que se llega a la costa el paisaje cambia por completo. Me atrevería a decir que es una de las zonas más bonitas de lo que he visto en Australia. Es una combinación de azules chillones,
verdes frondosos,
y playas desiertas,
y espectaculares por doquier
Pasamos la peor ola de calor de los últimos 35 años y toca pedalear por encima de los 40 grados varios días. Esto alimenta los temidos incendios forestales, que llegan muchas veces hasta las mismas puertas de las casas...
Al menos tenemos el consuelo de atravesar los dominios de los karris, los árboles gigantes que además de sombra nos alegran la vista. Después de miles de kilómetros sin ellos por fin ciclamos entre árboles, todo un acontecimiento
La costa occidental está llena de apartadas playas donde bajamos nuestra temperatura corporal. Alrededor de Margaret River se hallan los famosos y aclamados viñedos que dan de beber a los australianos de buen paladar
Una vez que uno llega a la Geographie bay el mar no pierde la belleza pero se torna dócil.
Nosotros aprovechamos para visitar a viajeros que conocimos meses atrás y de paso escondernos del aplacante sol de verano.
Ha pasado un mes y echamos de menos a nuestra familia australiana. Es hora de volver a casa, es hora de volver a Perth.
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